Neoconectividad
Especialista en Investigación de Mercado y Análisis de Tendencias
Desde 2007 es CEO fundadora de Trendsity
Es Presidenta de SAIMO (Sociedad Argentina de Investigadores de Marketing y Opinión)
La miniserie de Netflix “Gambito de Dama” es un fenómeno cultural y de consumo. Luego de su estreno a fines de octubre la serie fue vista por unos 62 millones de hogares. Entre otras cifras interesantes, la búsqueda de set de ajedrez aumentaron 250% en eBay, las búsquedas en Google sobre cómo jugar ajedrez tuvieron su pico en 9 años y la obra literaria que dio vida a la serie es un New York Times bestseller luego de 37 años y aumentaron por 5 el número de jugadores en chess.com.
Lo que pasó con Gambito de Dama es inusual por la poca popularidad de este juego para el público masivo, pero en sí no es novedosa la capacidad de las series on demand de poner temas en la agenda y disparar consumo. Quizás lo interesante de este año es que los confinamientos nos llevaron a aumentar el tiempo dedicado al streaming y con ello, más rebote de estas conversaciones y productos culturales.
Algo similar pasó “El último baile”, que multiplicó un 5.000% las ventas en la web eBay de productos de los Chicago Bulls. Por otra parte, las marcas sacan muchísimo provecho de los hits de las plataformas, los acuerdos de product placement en Stranger Things son un éxito para Kellog, Burger King, Coca Cola y Nike y KFC. La creatividad va aún más allá: este año, la cerveza Estrella Galicia, decidió acompañar la espera de las ansiosas audiencias por la última temporada de La Casa de Papel con un manifiesto en el que se declara como «La cerveza de La Resistencia».
Pocos días atrás Warner Bros fue noticia mundial porque anunció que sus estrenos de 2021 se iban a hacer simultáneamente en los cines y on demand (HBO Max), para contrarrestar los efectos de la merma de audiencia presencial por la pandemia. Todo esto nos indica que los cambios de la industria del entretenimiento y de las personas se están transformando frente a nuestros ojos en virtud de la digitalización de la vida cotidiana, las marcas necesitan estar atentas a nuevas posibilidades que se abren allí donde emergen nuevos comportamientos y prácticas.