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Especialista en Investigación de Mercado y Análisis de Tendencias
Desde 2007 es CEO fundadora de Trendsity
Es Presidenta de SAIMO (Sociedad Argentina de Investigadores de Marketing y Opinión)

Neoconectividad

Nuevas discusiones: el derecho a la desconexión

Con el teletrabajo como “norma” en pandemia toman mayor impulso discusiones -ya existentes- en torno a la necesidad de establecer límites a la comunicación laboral cuando ya no hay entorno físico ni horario de salida que delimite la jornada de trabajo y la tecnología nos mantiene “a un click y a disposición” 24/7

La primera discusión supone entender que teletrabajar en pandemia no es lo mismo que teletrabajar. La primera implica una situación de excepción donde el trabajo se tiene que combinar con la atención una casa y una familia y sin la estructura ni planificación adecuadas mientras en la segunda están involucradas la decisión voluntaria y todo el sistema acorde a la decisión.

¿Se puede mandar WA a cualquier hora, cualquier día? ¿hasta qué hora o desde que hora? ¿estar en casa implica estar disponible siempre? A todo esto se le suma síntomas de estos tiempos como la fatiga por Zoom y el hartazgo de pantallas. Esta nueva relación con la tecnología y el trabajo exige nuevas normas y legislaciones que aún no existen en nuestro país. El “derecho a desconectarse” fue reconocido en Francia en 2016, cuando se promulgó una ley que lo incluyó como un tema de negociación obligatoria en las empresas. En Argentina, ya hay presentado un proyecto de ley que busca proteger los horarios de ocio en el marco de diversos proyectos que tienen foco en las nuevas tendencias del mundo del trabajo y sus impactos en términos de derechos, relaciones laborales, tecnología, protección de datos y desconexión.

Nuevos espacios comunes, con distancia social

La distancia social aparece como la nueva gran norma que atraviesa las ciudades y las zonas que comienzan a atravesar los desconfinamientos progresivos. Hay que tener en cuenta que oficinas, negocios, retail, restaurantes, entretenimiento, espacio público no sólo tienen que repensarse en función de las normativas de la salud pública sino enfrentar el comportamiento del consumidor post pandemia: según nuestro estudio, 6 de cada 10 personas admitieron que evitarían salir aún finalizada la cuarentena.

El regreso de los autocines en el mundo (como Alemania o Dubai) es una de las interesantes maneras de volver a disfrutar de entretenimiento, en Argentina, también una función de circo se pudo disfrutar desde el auto en San Luis. Los restaurantes agudizan el ingenio para volver a recibir comensales, menús digitales, los invernaderos en Holanda, o utilizar maniquíes, o pandas para ocupar espacios y asegurar distancia en las mesas. En un bar de Maryland (USA) se vieron con comensales dentro de gigantes flotadores que aseguran el espacio entre ellos.

Capítulo aparte son las oficinas y todos los protocolos que están pensando para ofrecer de manera segura la vuelta al trabajo o las distintas maneras en que está pensando en reconfigurar el espacio público, con círculos en los parques de New York al perro robot que ayuda a mantener distancia en parques de Singapur. En el mismo sentido, las aerolíneas repiensan los vuelos sin despedidas ni comida abordo o los gimnasios extremarán medidas de distancia en clases y aparatos y prohibirán el uso de vestuarios.

Está claro que negocios y marcas que estén pensando en volver a apostar a los espacios comunes tendrán que entender que no solo necesitan innovar con altas dosis de ingenio y comprendiendo las tensiones de este nuevo consumidor sino que en muchos casos también deberán invertir en tecnología e infraestructura acorde para la nueva realidad.

Fronteras porosas

Cuarentena y cuidado del hogar: aún es cosa de mujeres

Un estudio del Centro de Investigaciones y Estudios sobre Cultura y Sociedad (Ciecs), dependiente del Conicet y la UNC arrojó que la mayoría de las mujeres consultadas sienten que son cuidadoras de tiempo completo, trabajan más y están más cansadas durante la cuarentena que antes de ella. La mitad además duerme menos y se percibe mentalmente agotada.

Ocurre que el aislamiento puso de relieve -como nunca- la relevancia invisibilizada de las tareas de cuidado en el hogar y que las mujeres aún son quienes cargan con la mayoría de esta responsabilidad. La familia reunida 24/7, teniendo que combinar horarios, trabajos, home schooling de los hijos y mantenimiento del hogar fue un combo complejo, que hasta en algunos casos evidenciaron la diferencia de percepción en las parejas en relación a quien lleva a cabo mayoritariamente las tareas de cuidado en cuarentena.

De acuerdo con una reciente investigación sobre Expectativas de Consumo con foco en COVID-19 de Trendsity si bien 40% de los hombres reconoció haber limpiado más que antes, esto impacta más aún a las mujeres (50%) mientras que ellos indicaron sentir mayor aburrimiento ( 28% vs 19% en las mujeres) y tranquilidad (hombres 22%, mujeres 13%). Todo esto demuestra que si bien hay avances en la equidad de género, aún la brecha se hace sentir, lo que atenta contra la salud, bienestar, y sobre todo los niveles de productividad laboral o académica de las mujeres. En Reino Unido, ellas mismas emparentaron su situación en el aislamiento con las “madres y esposas de los años 50´s”. Quizás fue también el contexto donde emergieron ciertos servicios como las niñeras virtuales (que liberan una o dos horas para otras tareas, trabajo o tiempo libre) o la razón por la que explotó la venta de artículos de limpieza que facilitan la tarea hogareña, con la mopa como caso estrella.

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