¿Qué tienen en común una marca global de tecnología y un osito pastelero tailandés? Mucho más de lo que parece. La última colaboración de CASETiFY con el personaje viral Butterbear no solo dio lugar a una línea de accesorios tech con estética kawaii, sino que también sirvió de excusa para desplegar una experiencia inmersiva en el punto de venta físico. El escenario: una encantadora tienda pop-up ubicada en el centro comercial MixC de Hangzhou, China.
Con el nombre de Spring Dessert Shop, esta tienda efímera llevó al mundo real el universo dulce y adorable de Butterbear. Más que un punto de venta, la propuesta funcionó como una instalación de marca que conectaba con el comprador desde la emoción, la estética y la interacción.
Un storytelling que se vuelve espacio
La ambientación del pop-up reproduce la atmósfera de una pastelería primaveral: mostradores repletos de tortas ilustradas, manteles a cuadros, tonos pastel y vitrinas que exhiben fundas para celulares, estuches para AirPods, correas de Apple Watch y más, todo con ilustraciones del oso más viral de Tailandia. En este contexto, el producto se convierte en souvenir de una experiencia sensorial y lúdica.
La estrategia de diseño visual y merchandising está completamente alineada con las narrativas contemporáneas del retail experiencial: un espacio que no solo vende, sino que invita a explorar, fotografiar y compartir . No sorprende que las redes sociales se llenen de imágenes de la tienda, amplificando su impacto más allá del espacio físico.
Edición limitada y regalos exclusivos: claves del compromiso
Además del atractivo visual, la tienda pop-up ofreció incentivos concretos para generar tráfico y conversión. Una caja de regalo de edición limitada con productos exclusivos solo disponibles en este punto de venta fue el objeto de deseo de coleccionistas y fans. También hubo regalos por compra: una bufanda temática de Butterbear para quienes adquirieran fundas, y una bolsa de picnic para quienes superaran cierto monto de compra.
Estos elementos no solo incrementan el ticket promedio, sino que crean un sentido de urgencia y pertenencia, claves del marketing experiencial: lo que está “solo por tiempo limitado” o “solo en este lugar” gana un valor simbólico.
Experiencias que marcan la diferencia
Lo interesante de esta acción no es solo el despliegue visual o la estética adorable. Lo más potente es cómo la marca tecnológica logra conectarse emocionalmente con su público a través de un storytelling espacial que pone en el centro al punto de venta físico como experiencia.
En un contexto en el que el comercio electrónico sigue teniendo su espacio, las tiendas físicas —especialmente las pop-up store— se consolidan como plataformas de branding vivencial, puntos de contacto que permiten experimentar la marca más allá del producto.
La pop-up de CASETiFY y Butterbear no fue solo una tienda: fue una pastelería imaginaria donde el oso cocinero vendía tecnología decorada con crema pastelera. Una muestra más de que, en retail, la imaginación sigue siendo una poderosa herramienta de venta.