Ecofactory: el ejemplo de una verdadera revolución verde

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Recorrimos junto a su fundador Martín Jersonsky las dos plantas ubicadas en Munro y conocimos por qué son líderes en la industria.

En el día del reciclaje visitamos las plantas de la empresa Ecofactory en Munro y descubrimos una historia de compromiso, innovación y revolución productiva que nos hizo ilusionarnos nuevamente con un futuro distinto. La empresa fundada en 2009 fue premiada en 2017 como la PYME Argentina de mayor impacto ambiental y social y al día de hoy abastecen a todas las cadenas de supermercados con bolsas reutilizables. Son Empresa B Certificada y asumen el Triple impacto como la forma de gestionar y de hacer negocios; donde el rédito económico, la mirada social y el impacto ambiental se interrelacionan y definen el modelo del negocio y la sustentabilidad de sus operaciones.

Con Martín Jersonsky, fundador y gerente general de Ecofactory, recorrimos las dos plantas de la fábrica y pudimos profundizar en la historia humana detrás del éxito comercial que inició con la convicción de qué en Argentina estaban dadas las ventajas comparativas, más allá de las circunstancias coyunturales, para generar un proyecto de triple impacto en serio. Con su temple analítico y decidido se propuso encontrar una solución al problema de las bolsas plásticas de un solo uso en supermercados. Partió del objetivo de alcanzar la bolsa que consuma la menor cantidad de energía en el proceso de producción, que dure la mayor cantidad de veces y que cuando llegue a su vida útil no se transforme en basura, que pueda ser reciclada. En su análisis técnico encontró que tenía “que ser monocomponente, que no requiera separación, que es la parte más costosa del reciclaje. Este es el por qué desarrollamos esta bolsa: porque no tiene hilos entonces para reciclarla no hay que separar nada, asi como está se muele y es 100% polipropileno.”

Ser testigo del proceso productivo de las bolsas reutilizables es evidencia de una realidad coherente con el relato: maquinaria con la última tecnología, procesos automatizados y un clima de trabajo ameno. No por nada, dice Martín, la revista Forbes la destacó hace unos años “como la empresa argentina que está cambiando la manera en que el mundo va a hacer las compras porque nosotros fuimos realmente los primeros del mundo en poner a disposición una solución para las bolsas desechables plásticas.” Pero no solo es la tecnología de punta lo que se aprecia sino la coherencia y consistencia con el objetivo ambiental: en el techo de la fábrica tienen mil metros cuadrados de paneles solares y un tercio de toda la energía que consume la fábrica viene de energía solar. Por eso gran parte de la energía que consumen es energía verde que no emite carbono y eso hace que sean las bolsas de menor huella de carbono del mundo. Esto está continuamente registrado ya que miden el consumo eléctrico en tiempo real, haciendo una medición concreta de la huella de carbono. Por eso Martín destaca que “cuando decimos que hacemos bolsas ecológicas no es solo por el uso que le puede dar el consumidor sino por la forma en que nosotros lo hacemos.”

Ecofactory tiene un stock garantizado de 48 SKus distintos, bolsas terminadas sin impresión, en seis tamaños de bolsas en ocho colores distintos, cuentan con impresión por flexografía y serigrafía y un gran porcentaje de lo que producen es exportado a países de latinoamérica. Tienen oficinas en Argentina, Uruguay, Chile, Perú, Panamá y Costa Rica con operación local. Si bien el alcance y escala impactan, lo que más moviliza al conocer el proyecto de cerca es el propósito que mueve todo: “desarrollar todos los productos que sean superadores y ayuden a las personas a tener comportamientos más amigables con el medio ambiente. Porque si el uso requiere que la bolsa sea impermeable, entonces hay una solución en el bioplástico. Y si el uso requiere que la bolsa sea permeable, como por ejemplo cuando pones pan caliente, entonces ahí tiene que ser de papel. Y ambas tienen que poder ser compostables en hogar.” A partir de esta premisa entonces lanzaron las líneas de producción de bolsas de papel y recientemente las bolsas biodegradables en 180 días. Martín relata que este último proyecto inició con el desarrollo de la molécula de bioplástico en la raíz de la producción: un viaje revelador a Handán, una ciudad en la provincia de Mongolia interior en China. Allí pudo conocer el parque industrial de elementos biobasados en una ciudad nueva que crearon integralmente con energía verde y conocer a fondo la tecnología de punta que necesitaba para esta nueva etapa.

Como en Ecofactory piensan holísticamente no se quedan solo con la novedad de producir ahora bioplásticos degradables en seis meses sino que hace ya siete años Martín desarrolló una compostera que soluciona los tres problemas esenciales: es trasladable a cualquier ubicación y su diseño se adapta perfectamente a un balcón; es fácilmente girable para evitar tener que revolver y tiene un sistema de cierre que evita el ingreso de animales. Esta magnífica creación para incursionar fácilmente en el mundo del compostaje se vende por MercadoLibre a través de la ONG Regenerar y en las sucursales de La Anónima. Con el uso continuo una familia tipo tiene en un mes y medio todo el abono que necesita para sus plantas y Ecofactory también lo demuestra con la hermosa huerta comunitaria ubicada en el ingreso.

Además del aspecto productivo con el desarrollo de las bolsas y composteras la empresa se destaca por el impacto social de sus acciones. Por un lado se abocaron también a cambiar el hábito de las personas trabajando con cadenas de supermercados, gobiernos y ONGs para restringir el uso de bolsas desechables y validar que las bolsas de Ecofactory eran realmente la mejor opción. Por otro lado, decidieron adaptar radicalmente el modelo de negocio para lograr además del impacto ambiental un impacto social en la comunidad. Cambiaron entonces la forma de contratación para darle prioridad a los sectores más vulnerables como jefes de hogar monoparentales, migrantes y personas sin estudios que quisieran realizarlos. Para esto desarrollaron, junto con el Ministerio de Educación y previo a la revolución generada por la pandemia, un sistema para finalizar el secundario de forma virtual. De esta forma garantizan que sectores con diversas vulnerabilidades puedan mejorar sus certificaciones mientras trabajan, cambiando diametralmente las posibilidades de desarrollo futuro con mejores salarios.

Ecofactory es sin duda uno de los mejores ejemplos de que es posible generar un modelo de negocios rentable de gran escala, combinando tecnología de punta con procesos energéticos limpios, dejando la menor huella de carbono posible y a la vez contribuir socialmente a mejorar las condiciones de vida de la comunidad.