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Fuente: Coca Cola Journey Argentina

Sigamos abiertos en una capacitación a distancia para que los clientes de Coca Cola puedan potenciar sus negocios

¡Leticia ya está poniendo en práctica lo que aprendió!

Lo que empezó hace 15 años como un pequeño almacén hoy se transformó en un verdadero minimercado. Su dueña, Leticia Capraro, sueña con seguir creciendo. Por eso, no dudó en inscribirse en el programa de capacitación virtual y gratuito que llevamos adelante junto a Fundación INCOTEDES para brindarles herramientas digitales y nuevas formas de encarar el negocio a los dueños de pequeños comercios de barrio del país, uno de los rubros más afectados por la pandemia.

 

“¿Qué tal, doña Claudia? ¿Medio kilo de pan, como siempre?”, le pregunta Leticia Capraro a una mujer que acaba de entrar a su negocio, y a quien se nota enseguida que conoce de toda la vida. Un minuto después pasa algo similar con otra persona, al rato con una más… y así durante toda la mañana.

“No soy de retener nombres, pero los de mis clientes me los acuerdo todos. Para mí que tengo un don”, bromea Leticia mientras el sol impacta con fuerza en su cuadra, ahí en el límite entre los barrios Los Plátanos y Mutual Policial, en San Miguel de Tucumán. Luego se pone seria y explica que detrás de ese trato con los compradores se esconden raíces profundas y un fuerte sentido de pertenencia: “Quiero ser amable y que se sientan cómodos. Vivo en esta zona desde los seis años, y toda mi familia también. No nos fuimos nunca. Entonces, para nosotros estos vínculos son importantes”.

Leticia abrió su almacén hace 15 años junto a su marido, Francisco, que por entonces era su novio y además su vecino de la infancia. “Yo trabajaba en un cyber y él estaba buscando oportunidades, así que se nos ocurrió poner un negocio juntos”, recuerda. Al poco tiempo Francisco empezó a trabajar en una compañía de micros de larga distancia, así que Leticia tomó las riendas del local y con la ayuda de su mamá lo comanda desde entonces.

Empezaron con poco y nada: una heladera mostrador, una góndola y apenas algunas cosas más. “Nuestros ahorros eran flacos y el lugar estaba vacío”, recuerda Leticia. Con el tiempo el panorama cambió y hoy no solo es madre de dos hijos (su bebé, Salvador, es famoso entre los vecinos)  sino que además ya no puede encender el equipo de aire acondicionado porque la cantidad de heladeras que tiene su devenido minimercado hace que se sobrecargue el sistema eléctrico del local. Lo que en otro momento hubiera sido un gran problema frente al calor tucumano, hoy ya no le preocupa porque está a punto de mudarse a un nuevo espacio, a una cuadra de distancia. “Pudimos comprar un comercio y acá alquilamos, así que ese va a ser un cambio enorme. Pero por lo demás, sigue todo igual: nos quedamos en el mismo barrio, con la misma gente”, aclara Leticia.

Motivada por seguir creciendo, Leticia se inscribió en Sigamos Abiertos, el programa gratuito de capacitación a distancia que llevamos adelante junto a Fundación INCOTEDES para potenciar los negocios de kiosqueros y almaceneros de todo el país. “Fue muy productivo porque los docentes me ayudaron, entre otras cuestiones, a darme cuenta de que hay cosas que estaba haciendo bien y otras no tanto, y que éstas últimas siempre se pueden mejorar”, explica.

Minimercados como el de Leticia representan el 90% de los más de 264.000 clientes que tiene Coca-Cola en el país, la mayoría de ellos están liderados por mujeres y constituyen el principal ingreso familiar.

Leticia aprovecha las pausas en su local para seguir las clases de Sigamos Abiertos.

De los seis módulos que componen el curso, que incluyen marketing digital y finanzas, no sorprende que el favorito de Leticia haya sido Atención al Cliente. “Creo que no pasa solo por ser amable: hay un trasfondo para ver en las personas que va mucho más allá”, asegura pensando en sus clientes, que también son sus vecinos, los representantes de su barrio y, en definitiva, su mundo. “Acá es donde nos criamos, y queremos seguir apostando a este lugar”, concluye.


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