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12 cosas que me sorprendieron de los supermercados en Barcelona (parte 1)

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Sería obvio si dijera que fueron los espacios especializados dedicados exclusivamente al jamón crudo. Porque la realidad es que hay mucho más que ello. Pasen y vean.

Sebastián Dalla Ba

Especialista en Category Management, Consumer & shopper insights & eCommerce specialist para Consumo Masivo

 

El Covid-19 hizo que el mundo se volviera más pequeño, durante más de un año casi que no salimos de nuestras casas y durante las fases más estrictamentes de confinamiento el supermercado fue el único lugar al que pudimos salir: se bromeaba en redes que la bolsa ecológica colgada al hombro era el mejor permiso de circulación.

En mi caso, al salir de compras, el efecto sorpresa era nulo: por más que recorriera más de 3 cadenas distintas ya sabía exactamente dónde estaba cada producto, a qué precio (cuándo había subido) y en qué cantidad iría a llevarlo.

A finales del mes pasado nos mudamos, finalmente, a Barcelona, España. La pandemia había atrasado casi un año el proyecto. Entrado el verano (boreal) y a medida que la vacunación avanza, el uso de tapabocas (mascarilla en castellano y mascareta en catalán), la higiene de manos  y el aforo controlado parecen ser los únicos vestigios del 2020. Casi todos los sitios están abiertos al público, incluso lugares cerrados como cines, teatros, bares y museos.

Sin embargo, para los migrantes no expatriados recorrer supermercados sigue siendo necesarios: ¡Hay que saber qué comprar y dónde para no pagar de más! Exprimir al máximo los ahorros hasta que llegue ese tan ansiado curro (trabajo).

Eso me llevó a escribir sobre las 12 cosas que más sorprendieron de los supermercados en esta ciudad (parte 1: porque si algo has de no perder, que sea la capacidad de asombro).

  1. Lockers Transparentes:

Lo primero que noté antes de entrar a la tienda, ¿Parece una pavada? Puede ser. Pero, ¿Cuántas veces se olvidaron los números de locker? Yo, al menos en el gimnasio, muchas. OK, puedo recordar un número de dos dígitos; pero no quiero recordar más números en mi vida. ¿Son tan seguros como los otros? Y no, pero la idea es que dejes tus objetos pesados y grandes, no tus cosas de valor.

  1. Cortadora de Pan:

Esto es bárbaro, gente. No hay mucho que contar: ingresas un pan de molde completo y te lo devuelves cortado en finas rodajas. Realmente la selección de panadería es súper completa y esto es una opción muy válida.

  1. Exprimidos de naranja al instante:

¿Las propiedades nutricionales de un jugo de naranja radican en que el mismo sea bebido inmediatamente luego de haber sido exprimido? No, realmente. Pero el sabor puede volverse más amargo. Está máquina exprime naranjas al instante y cada consumidor lo envasa en su botella. ¿Querés más frescura?

  1. Cafecito:

He visto intentos de contar con una cafetería en algunas tiendas de Argentina y otros países de América Latina: comprá tu cápsula de café y utilízala aquí. Listo, y nada más. Aquí la propuesta es superadora: una verdadera máquina de café con todos los elementos necesarios para hacer de ese momento una experiencia memorable.

  1. Material de los envases:

Me llamó la atención la cantidad de envases de plástico “duro” que había en las góndolas y pensé que no sería bueno para el medioambiente. Lo que sucede es que la UE prohíbe la utilización de plásticos de un solo uso. Por ende la experiencia de uso es más cómoda al no ser un pack endeble y por otro lado se evitan opciones más económicas que son muy complicadas de reciclar: los doy-pack o flow-pack. Son laminados de capas muy finas de distintos materiales. Esto dificulta su reciclaje. Por eso ha sido noticia la última innovación de Colgate. Otro materia prima presente en los envases fue el vidrio. Aquí lo mismo: estos envases se separan de forma domiciliaria en contenedores diferenciados. Por lo cual su porcentaje de reciclado también es alto.

  1. Velocidad en cajas:

Puede ser que haya más cajas disponibles por m2 de salón de ventas. O no. Es complicado contar con esa información para realizar semejante análisis. Lo que sí es visible de contestar es el tamaño de los códigos de barras en los empaques: enormes y repetidos. De esta forma la atención en caja es más veloz. Tan rápido van que han sido noticia en los medios locales. Poca charla casual que es absorbida por la celeridad de la transacción. Pocas semanas aquí y ya extraño a la “cajera de TikTok”.

  1. Fidelización:

Junto a la omnicanalidad es uno de los pilares en los que debe hacer foco el retail para estar preparados para las demandas de la sociedad actual. Creo que ya conocemos la experiencia de Club Día en Argentina (y en España) mediante una app, o Mi Carrefour que solo basta con indicarle el número de DNI a la cajera, como también lo es Mi Farmacity. Lo que sorprendió aquí es en particular la APP de Lidl que permite tener los cupones, los cheques (sumar productos gratis por comprar cierto monto cada mes) y realizar el pago a través de la app. La misma se integra con los datos de tu tarjeta de crédito Visa o Mastercard que quedan cargadas en la app y seguras a través de un PIN. Así que salir sin billetera aquí también es posible.

  1. Exhibición de marca propia por sobre marca líder:

En Estados Unidos son famosas las exhibiciones donde una isla de una marca líder de una categoría es exhibida junto al mismo producto de la marca propia, usualmente mucho más económico. En Argentina, la flamante y no menos polémica Ley De góndolas regula la exhibición de los productos de menor precio en la bandeja central. En España no hay legislación al respecto, pero prima el libre mercado. La mayoría de las grandes cadenas cuentan con su marca propia en casi todos los segmentos y siendo los dueños de ese espacio así la exhiben: en las bandejas centrales. Es así que ciertas marcas super conocidas quedan marginadas a espacios menos “calientes” de la góndola. También, y merecerá una nota aparte: para ciertos productos sin demasiado valor agregado no existen productos de marca, solo marca propia.

  1. Productos con precio en el pack: ¡Volvieron los 90s!

Si crecieron en los 90s en la Argentina, como yo, recordarán que muchos productos del kiosco y del súper tenían su precio en su empaque primario (o secundario). Los caramelos con sabor a chicle Flyn Paff costaban 5 centavos y el Huevo Kinder un peso (al igual que la cerveza Quilmes de litro). Lo curioso aquí y ahora es que solo ocurren en los fiambres feteados envasados al vacío. Prometo investigarlo para mi próximo artículo porque es realmente curioso y aún no tengo la respuesta.

  1. Estacionamiento para changuitos:

Si cada persona se detiene con su carrito de compras frente a la góndola se hace imposible comprar. Una persona ocupa menos espacio. Así que un estacionamiento para changuitos parece ser una buena alternativa para evitar pedir permisos, aglomeraciones y choques involuntarios. Siempre los vi vacíos, así que quizás falte una señalización más llamativa.

  1. Todo empaque secundario es Ready-To-Sell:

Hace algunos días atrás entre a una sucursal y noté que no había llevado bolsa, enseguida vi una jaula de las que usan los repositores llenas de cajas y me dispuse a usar una para llevar mis compras a casa. Cuando empecé a revisar las cajas noté que todas estaban troqueladas y les faltaba una pared lateral: eran todas cajas exhibidoras, incluso estás que habían sido descartadas porque los productos no estaban exhibidos en su caja en la góndola. Las hay de tamaño tradicional y de tamaño pallet: pallet ready-to-sell. Esto es un llamado de atención al trabajo multifuncional en las compañías: Marketing, Trade, Ventas, Logística y Supply Chain trabajando juntos para lograr soluciones que optimicen lo que sucede en el punto de venta.

  1. ¿Variedad de productos saludables mata etiquetado frontal?

En Chile, Uruguay, México y otros países de América Latina ya está presente el etiquetado frontal con octógonos negros que busca advertir y concientizar arcerca del valor nutricional de los productos. En Argentina dicha sanción tiene media sanción legislativa y está a la espera de futuros y arduos debates para su posible sanción. Aquí, otra vez, no hay regulación al respecto. Existe un sistema de semáforo que va del verde (A) al rojo (E) pero pareciera no ser obligatorio ni propio de la UE. A favor 1: los ingredientes al dorso indican el porcentaje que ocupan del total del producto. A favor 2: la disponibilidad de productos frescos es realmente superadora versus lo que uno puede encontrar “del otro lado del charco”. Quizás la respuesta no solo está en la industria sino también en el retail.

¿Cuál fue el que más te sorprendió? ¿Cuál quisieras tener en tu país? ¿Te gustaría proponerme alguna iniciativa para la parte 2?

Gracias por llegar hasta acá y haber leído todo el artículo. Si fue de tu agrado, te pido por favor que lo compartas así llegamos a más personas.

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¡Hasta la próxima!


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