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Artículo original publicado en Fast Company.

(Traducción: Sebastián Dalla Ba).

Los cepillos de dientes no se pueden reciclar, pero Colgate está lanzando una alternativa.

En los Estados Unidos, y en casi todo el mundo, los rellenos sanitarios son un cementerio de viejos cepillos de dientes de plástico. El año pasado, se compraron 495 millones de cepillos de dientes no eléctricos en los EE. UU. No son reciclables, lo que significa que la gran mayoría se tira

Colgate, que vende el 30% de los cepillos de dientes del mundo, está tratando de reducir este desperdicio. Es por eso que lanza Keep, un cepillo de dientes manual rediseñado que contiene un 80% menos de plástico. A primera vista parece un cepillo de dientes tradicional. Pero tras una inspección más cercana, se observa que el mango está hecho de aluminio, esto significa que está diseñado para durar toda la vida. El cabezal del cepillo, que está hecho de plástico, encaja en el mango y es reemplazable, aunque no reciclable ¿Alguna coincidencia con las máquinas y las hojas de afeitar de Gillette?

Los primeros cepillos de dientes llegaron a los EE. UU. a mediados del siglo XIX, estaban hechos de madera y cerdas de jabalí. Pero en la década de 1930, cuando el uso del plástico se volvió más común, las marcas comenzaron a producir en masa cepillos desechables económicos. Cuando surge la separación domiciliaria de residuos orgánicos y no orgánicos, se excluyó el cepillo de dientes: la forma y la mezcla del plástico utilizado para los cepillos de dientes significa que no pueden ser procesados ​​por los centros de reciclaje. Colgate se ha asociado con la plataforma de reciclaje TerraCycle para recolectar y reciclar cepillos de dientes, pero en la última década ha logrado reciclar solo 5 millones (¡Recuerden que se compran 495 millones por año! -Solo en EE.UU.-) menos del 1% de los cepillos que fabricó durante este período.

La conveniencia del plástico ha tenido un costo enorme para el planeta: se han producido alrededor de 9.100 millones de toneladas de plástico desde que el material se produjo en masa por primera vez en la década de 1950, y lo peor de todo:  el 91% no se recicla. El material no se biodegrada, por lo que permanecerá en nuestro medio ambiente durante cientos de años, rompiéndose en pequeñas partículas que pueden ser arrastradas al océano y terminar en nuestra cadena alimentaria. Esto es real: las personas consumimos una tarjeta de crédito por semana a través de micro plásticos.

Incluso si las personas quisieran reducir su huella de plástico, no hay aún muchas opciones sustentables para productos de consumo masivo. Pero durante los últimos cinco años, las nuevas empresas han comenzado a desarrollar productos para el cuidado personal que no utilizan tanto plástico. Algunos ejemplos en EE.UU. son:

El Keep es más parecido a un cepillo diseñado por la startup Goodwell que llegó al mercado en 2016, que también tiene una base metálica y un cabezal reemplazable, aunque su mango está hecho de aluminio reciclado y su cabezal está hecho de un bioplástico biodegradable. (Goodwell cuesta más del doble del precio de Keep). Si bien estas marcas han encontrado una audiencia de clientes ecológicos dispuestos a cambiar sus comportamientos, constituyen aún una pequeña fracción del mercado.

Localmente podemos mencionar a varias marcas emergentes que trabajan una diversa cantidad de productos de Cuidado Personal y de libres de plástico o que minimizan su uso.

Las compañía globales de consumo masivo tienen el potencial de tener un impacto mucho mayor, y algunas están comenzando lentamente a lanzar productos más sustentables:

Keep es un paso hacia este objetivo. Pero ahora, Colgate debe convencer a los clientes para que cambien un hábito actual para crear uno nuevo. La estrategia de la marca parece ser hacer que esta especie de pincel se sienta lo más familiar posible. Tiene un precio similar al de los cepillos Colgate tradicionales, a U$S 9,99 por el kit inicial, que viene con dos cabezales; los kits de recarga cuestan U$S 4,99 por dos cabezales de cepillo.


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