Desde 2007 es CEO fundadora de Trendsity
Es Presidenta de SAIMO (Sociedad Argentina de Investigadores de Marketing y Opinión)
En este último tiempo de la cuarentena, vemos por ejemplo en la ciudad de Buenos Aires, otras ciudades del país e incluso del mundo, un llamativo cambio de paisaje con calles cortadas para que la gente las transite a pie o bien para que los locales gastronómicos puedan tener sus mesas de la calle y evitar la propagación del virus. Con el transporte público restringido al máximo, la caminata y el desplazamiento por lugares y parques cercanos de donde las personas residen se ha convertido en algo habitual. ¿Será que estos cambios han llegado a la ciudad para quedarse? ¿Pueden influir en un nuevo rediseño de la ciudad?
En virtud del COVID-19 y para restringir la circulación, vemos en todo el mundo emerger proyectos que hacen realidad las llamadas “ciudades de 15 minutos” (pensadas para traslados de un punta a otra que no llevan más de este tiempo) o las “supermanzanas”, aquellas donde se amplían las calles para transitar a pie y los autos circulan por la periferia de manzanas mucho mas ampliadas. El común denominador de estos proyectos es restar lugar a la circulación de autos, apoyarse en el transporte público (principalmente eléctrico y/o movilidad sustentable, ej bicicletas) y estimular la actividad peatonal.
Yendo más allá, y tono con los enormes cambios alrededor del trabajo y el desplazamiento que trae la pandemia, Google acaba de lanzar un colosal proyecto donde la idea es la construcción de una urbe entera para la compañía en Mountain View, California, donde la gente pueda vivir y trabajar, con todas las comodidades de un ciudad/pueblo -que hacer acordar a las ciudades industriales que crecieron antaño alrededor de proyectos de grandes compañías industriales, mineras, etc.- y donde no sería necesario moverse más allá de allí para tener todo lo necesario para vivir (ocio, escuelas, comercios, entre otros)
Estas enormes descentralizaciones de la vida urbana, cambios en la circulación y atomización de zonas en las ciudades -que fueron muchas veces la utopía de muchas políticas públicas de urbanización- se hicieron reales en este 2020. Lo que resulta más interesante es pensar qué nuevos hábitos generarán en las personas, por cuánto tiempo permanecerán más allá de la pandemia y que acompañamiento podrían dar marcas, negocios y servicios a este nuevo escenario.